En España, la mayoría de las transacciones de vivienda son compraventas, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En agosto, representaron el 62% del total, mientras que las herencias constituyeron el 20%. Las viviendas heredadas no solo compiten con una oferta más amplia en el mercado, sino que también enfrentan obstáculos únicos que no afectan al mercado convencional.
En muchas ocasiones, las viviendas heredadas tienen múltiples copropietarios, lo que puede generar demoras al tratar de llegar a acuerdos sobre aspectos fundamentales como el precio, la conveniencia de realizar mejoras para aumentar el valor de la propiedad o la decisión de aceptar o rechazar una contraoferta.
Es preferible asignar la responsabilidad de vender la propiedad al hermano que muestre mayor desapego en lugar de elegir a aquel que desde el principio ha expresado reservas sobre la venta o el precio propuesto, ya que esto podría dificultar el proceso de venta. Además, surgen situaciones particulares, como herederos menores de edad o con alguna incapacidad. En este último escenario, la falta de capacidad cognitiva implica que la compraventa requiera la aprobación judicial, lo que inevitablemente ralentiza la operación.
El precio de mercado es un factor crucial al adquirir una vivienda heredada, ya que suele resultar atractivo para el comprador. Aunque pueda percibirse como un regalo inesperado, es importante no subestimar su valor y realizar una valoración de mercado para evitar malvender la propiedad. Por otro lado, también puede darse la situación opuesta, donde factores emocionales influyan en la fijación de un precio por encima del valor real. Mantener una perspectiva realista y evitar sobrevaloraciones es esencial para evitar que la vivienda tenga dificultades en el mercado, ya que prolongar la operación aumenta los gastos asociados al inmueble.
¿Y qué tal si optamos por el alquiler?
Cuando se hereda una vivienda, otra opción es ponerla en alquiler. Además de acordar el monto mensual, se sugiere que «las rentas de los primeros tres o cuatro meses no se repartan, sino que se destinen a un fondo para cubrir gastos como la comunidad, el IBI o posibles mejoras en la propiedad».
La administración de una vivienda alquilada entre varios titulares puede generar conflictos. «Con una venta, los herederos reciben su parte del dinero y se olvidan, pero con un alquiler, es necesario prestar atención a las tareas de mantenimiento o tener claro cómo actuar en caso de impago por parte del inquilino». Toda esta casuística puede dar lugar a discrepancias entre los herederos, por lo que «se debe considerar si vale la pena o si es mejor vender y evitar posibles fricciones en el futuro».